Cambiar
está sobrevalorado. Lo que de verdad tiene mérito es asumir que eres
como eres y soportarte todos los días. Asumir que tu vida es la que es,
intentar hacerlo lo mejor posible porque hay muchas cosas que no cambien
por mucho que lo desees. Pero, ¿que hay de lo que sí podemos cambiar?
Ahí es dónde hay que dejarse la piel.
Curar
un músculo que lleva tiempo dañado cuesta más que curar una contractura
reciente. Lo mismo pasa con las personas. Cambiar algo que forma parte
de nuestra vida desde hace mucho,duele. Entonces,a pesar de ese dolor,
¿por qué nos empeñamos tanto en cambiar? Muchas veces son la personas
que nos quieren las que nos recuerdan lo que realmente queremos ser y
nos empujan al cambio. Otras veces elegimos cambiar porque tenemos miedo
a estar equivocados y tememos perpetuarnos en el error, o porque
sabemos que cambiar es la única manera que existe para dejar de sufrir.
Yo
antes era diferente. Supongo que mas feliz. Sin duda era más joven, más
optimista y, sobre todo, menos resentido, pero es que antes no me
habían pasado algunas cosas. Es el tiempo el que me cambió.Nadie me
preguntó jamás si yo quería cambiar, si quería ser lo que soy. La vida
decidió por mí. La pregunta es: ¿ puedo yo cambiar mi vida? Quiero
cambiar sí. Desearía retrasar mi reloj y ser el que era hace 10 años.
Pero si algo he aprendido gracias al tiempo es que la mayoría de las
veces no es suficiente dejarnos la piel en el intento, porque muchas
cosas nunca cambiarán por mucho que lo deseemos.