Poemas perdidos. 4
El viento era libre. El viento tenía todo lo que a ellos les habían arrebatado y podía soplar y rugir si se enojaba, correr, volar, viajar. ¡Qué bien ser el viento! ¡cuan afortunado era él! No tenía barreras, cárceles ni murallas pétreas que impidieran su paso: él se colaba por cualquier rendija y burlaba toda clase de protección.
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