jueves, 10 de marzo de 2011

¿La fiesta terminó?


Así, con una copa entre las manos acalló por primera vez, hace ya bastante tiempo, las voces que torturaban su mente. Las imágenes de a quien no quería decir adiós, pero nunca tuvo la oportunidad de despedir. Quien dejó su humanidad en los recuerdos de los demás, para ser poco menos que aquel cuerpo vacío.
Las lágrimas brotaban en su interior, y solo el vermú parecía llenarlas de calor. Seis copas en una noche que aun siendo cálida, había sido la más fría de todas las vividas hasta sus cortos 17 años.
La costumbre llamo a su puerta con el vaso lleno. Cada noche tenía algo que hacer, cada noche era más larga, más oscura y cada vez recordaba menos como había empezado todo.
Todos los días una fiesta diferente, una excusa diferente para no ver, para acallar, para dejar de sentir. Es vacío… ella parecía más un envoltorio sin regalo que una chica. No tenía motivos para reír, pero las copas hacían ese trabajo por ella, y sus carcajadas ahogaban las voces del resto de invitados.
Cada vez estaba más lejos del mundo, del resto de sus días. Las horas vacías e inoportunas en las que recordaba en un pequeño flash, pronto fueron sustituidas por llamadas sin importar el momento o la situación. Y buscando siempre la compañía, de quien con sus amables palabras y sonrisas adecuadas engañaba, para jugar eternamente al escondite con sus propios sentimientos.

La fiesta siempre continuaba, nunca había final y no quería quedarse en silencio, en las manos siempre una botella, ya daba igual lo que fuera. Cada noche una hora más despierta, menos horas para pensar serena. Apenas dormía ya, y cuando salía de día, el sol cegaba sus ojos aun usando gafas de sol.
Cada palabra pronunciada tenía un sentido rotundo. Y ansiaba su libertad para poder autodestruirse sin llevarse a nadie con ella al fondo de su final, buscaba desesperadamente ese amargor. Ese océano vacío, donde nadie podía tocarla, nadie podía ver qué pasaba, pero al mismo tiempo lleno de calor, de compañías de una noche, aunque siempre con la misma persona, cada vez más carentes de vida.
Pero cuando se quiso dar cuenta de quien comenzaba a ser... ¿se acabo la fiesta?
Parece que empeoro, dañando a quien quería llegar a llenar sus silencios, y respirar en su océano de amargor. Alejo con violentas palabras, para terminar con suaves susurros sabiendo por descontado la reacción...
No valía para compartir nada, ni siquiera ese océano de frustración, era mucho mejor esa "cálida" en esa soledad camuflada.

"¿Porque siento que la fiesta termino?"

No hay comentarios:

Publicar un comentario