miércoles, 13 de abril de 2011

No fui yo la que huyó... tu me hiciste perderme.

¿Es qué deseas, qué, tu imagen tenga abiertos,
mis párpados pesados en la cansada noche?
¿Deseas qué mi sueño se vea interrumpido,
mientras formas iguales, a ti, gozan mi vista?


¿Es tan sólo tu espíritu el que al sueño me envías,
lejos de tu mirada a espiar mis acciones,
para encontrar en mí, vergüenza y horas vanas,
que sean el pretexto y el móvil de tus celos?


¡Oh! Tu amor, aún tan grande, no puede serlo tanto.
Es mi amor quien mantiene a mi ojo despierto, 
mi pío y propio amor quien turba mi descanso,
para hacer de guardián, celando en tu favor.


Yo celo, mientras tú, en otras partes velas,
lejos de mí y de otros, aún demasiado cerca. 

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