miércoles, 13 de abril de 2011

W.Shakespeare



    ¿Por qué me prometiste, un día tan hermoso,


haciéndome viajar a cuerpo sin mi manto,


dejando que las nubes, crucen por mi camino


y en su podrido humo, ocultar tu valía?



    No vale que tú, rompas, entre las negras nubes,  

para secar la lluvia de mi abatido rostro,


pues nadie puede hablar, de bálsamo o remedio,


que cierre las heridas sin curar la desgracia.



    Ni puede tu vergüenza, dar cuerpo a mi dolor,


aunque tú, te arrepientas, llevo las de perder,  

que el dolor del que ofende, es un débil alivio,


para él que lleva el peso de la mayor ofensa.



    Pero son como perlas, mis lágrimas de amor


y al caer me redimen de tus malas acciones.

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