domingo, 4 de septiembre de 2011

El verdadero modo de vencer a un enemigo es no parecerese a él.

Un consejo te puedo dar, quizá me cueste explicar,
pero seguro que en algo, te puede yudar.
No te rias del amor, nunca digas jamás,
porque el amor puro, duele en verdad.
Me pasó una vez, me costó empezar,
pero ahora por ella, llegaría al final.
No te enamores fanaticamente, me dicen mis amigos,
pero llegaron muy tarde, pues ya estoy perdido.
Un amor que parece explotar,
una bola de fuego que deja rastros al pasar.
Y ahora otras personas nos quieren separar,
¿Por qué será?, ¿Por amarnos de verdad?.
Parece que es verdad, lo que dicen las historias,
que el amor y la locura, van de la mano.
El AMOR es ciego, por esconderse en un rosal,
y la LOCURA lo acompaña porque lo ha de provocar.
Después de todo -pero después de todo-
sólo se trata de acostarse juntos,
se trata de la carne,
de los cuerpos desnudos,
lámpara de la muerte en el mundo.
Gloria degollada, sobreviviente
del tiempo sordomudo,
mezquina paga de los que mueren juntos.
A la miseria del placer, eternidad,
condenaste la búsqueda, al injusto
fracaso encadenaste sed,
clavaste el corazón a un muro.
Se trata de mi cuerpo al que bendigo,
contra el que lucho,
el que ha de darme todo
en un silencio robusto
y el que se muere y mata a menudo.
Soledad, márcame con tu pie desnudo,
aprieta mi corazón como las uvas
y lléname la boca con su licor maduro.

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