jueves, 10 de marzo de 2011

BUENOS DIAS, PRINCESA (psique)


Hay tantas días que al verte me produce esa sensación, esa carrera que mantiene el escalofrío en mi espalda y que al llegar a mi cara, como por un espasmo nervioso, hace que me salten lágrimas, pero a la vez me dibujan una sonrisa. Esos planes que me recuerdan lo que podemos vivir, lo que nos queda por vivir, mejor dicho. Demasiadas veces he tenido que maldecir al destino impío esa crueldad que le ha hecho cebarse contra mí, sin razón aparente. Pero escuchándote a ti, tus risas, tus palabras alegres, todos esos momentos cariñosos que me concedes y, sobretodo, cada vez que me dices “te quiero”, hacen que vea que lo único que el destino quería era que te esperara, que tuviera paciencia, porque lo mejor de mi vida todavía no había llegado. Ahora es cuando me doy cuenta de todo esto, y pido mil veces perdón por no haberle hecho caso y haberme cabreado en su momento con él, el destino. Puede que por eso nos separe esta distancia, porque el destino molesto con mi actitud, me ha puesto una última piedra en el camino. Pero ya sé que en el fondo es bondadoso y que me ampara, que nos protege y nos unirá dentro de poco, esto es lo que quiero creer. 
Y es que sé que tú eres la pieza mi vida, la que posee la forma perfecta para encajar en mi alma. Anhelo desesperadamente el día en el que por fin seamos uno, que tu latir vaya al ritmo de mi corazón, que tu respiración se una a mis pulmones, que nuestro calor sea uno y compartido. El día que nos amemos tanto como queremos hacernos entender el uno al otro. 
Y te recuerdo una noche especial que pasamos:
"Y es que, princesa, me preguntaste en su momento que por qué te quería. ¿Qué por qué te quiero? Porque no se me ocurren motivos para no hacerlo."
Until my dying day...

No hay comentarios:

Publicar un comentario